Los equipos de trabajo son la clave de las mejores empresas, la fórmula del éxito de proyectos más ambiciosos que conoces. Sin embargo existen demasiados mitos del trabajo en equipo, y hoy me gustaría contártelos.
El “trabajo en equipo” en ocasiones se malentiende, acaba siendo una palabra demasiado genérica que poco expresa del significado más profundo que tiene. Es algo así como la palabra «Respeto» o «Confianza» o «Democracia», demasiado grandes, y por eso cada uno establece su propia versión.
MITOS Y REALIDADES DEL TRABAJO EN EQUIPO
Seguramente si le preguntáramos a alguien sobre el significado de TRABAJAR EN EQUIPO, estaría de acuerdo con estas frases:
- Trabajar en equipo implica estar siempre disponibles para los demás.
- Trabajar en equipo es llegar a una solución común que guste a todos.
- Los mejores empresas son aquellas en las que más trabajo en equipo hay.
- Al trabajar en equipo hay que sacrificarse por los demás.
Pero ¿Y si no fuera así? ¿Y si estas frases sólo definieran una forma de trabajo en equipo, la socialmente aceptada o la que algunos creen?
Ningún candidato/a a un puesto de trabajo en una empresa diría que no le gusta trabajar en equipo, no sería bien visto seguramente. Si le preguntas a cualquiera en un proceso de selección sobre si le gusta trabajar en equipo te dirá un rotundo Sí, aunque en un alto porcentaje de las veces no es cierto.
Mi forma de pensar en los últimos años sobre el trabajo en equipo ha cambiado bastante. Una cosa es lo que se cree habitualmente y otra muy diferente lo que es efectivo o no para una empresa.
Desmontando el mito «Trabajar en equipo es llegar a una solución común que guste a todos»
Por ejemplo, muchas personas piensan que si trabajamos en equipo tenemos que llegar a soluciones que gusten a todos, que estén diseñadas por todos, y en los que todas las personas hayan decidido… Este mito se me cayó hace tiempo cuando vi caer a tres empresas (servicios tecnológicos, industria y consultoría) en la que las decisiones se tomaban por consenso (lo que no establece una regla unívoca entre el consenso y los malos resultados). Después de analizar la raiz del problema me di cuenta de que el más grande de todos, era el excesivo espíritu asambleario de las mismas, mal gestionado. Te contaré porqué en una frase:
“Un camello es un caballo diseñado por un comité”
Creo que queda suficientemente claro. Querer satisfacer a todo el mundo no garantiza los mejores resultados.
En muchas empresas hay un exceso de trabajo en equipo y una falta de liderazgo, y sus resultados son mediocres. Sinceramente pienso que, para conseguir resultados, es más importante un buen liderazgo que el trabajo en equipo. ¡Cuidado! que nadie me malentienda, creo que si lees este blog ya sabes mi forma de entender a las personas, de considerarlas, valorarlas, respetarlas y tenerlas en cuenta en un entorno empresarial. Sin embargo, eso no está reñido con que exista un liderazgo efectivo que marque el rumbo, y que en ocasiones tome decisiones que no gusten a muchos.
Te contaré dos ejemplos de dos empresas con las que he trabajado:
Una entidad financiera de tamaño medio: El liderazgo está claro dónde se supone que recae: en la junta de gobierno y el equipo directivo. Sin embargo, los directores de oficina se creen con la potestad de decidir si los productos que tienen que comercializar son buenos o no, si los objetivos les gustan o no, si los van a alcanzar o no. Si entras en una reunión comercial no sabrás quien es el jefe o quien decide qué hacer. En realidad, desde fuera parece una cooperativa, pero lo que no se está diciendo es que existe un exceso de orgullo por su parte, de creer que tienen la solución a un problema que no son capaces de comprender desde su marco de pensamiento actual. Conclusión: ponen en peligro a la organización cada día que van a trabajar (esto ocurre en muchas empresas).
Una empresa de distribución de alimentación en una comunidad autónoma formada por unas 50 personas. Aunque los que arriesgan el capital (empresarios) y los directivos son unos, los empleados actuan como si pudieran decidir todo lo que hacen, qué productos venden y qué no, qué zonas son buenas y cuáles no, etcétera. La cuestión es que la empresa no consigue remontar y cada vez está más en peligro. El problema: la dirección piensa que todos tienen que estar contentos y satisfechos. El problema mayor: los empleados tienen secuestrada a la empresa. La causa: falta de liderazgo. El «buenismo» es a veces una técnica muy peligrosa a la hora de dirigir.
Con esto no quiero decir que no haya que tener en cuenta las visiones de los demás, sus opiniones y valoraciones sobre el trabajo, todo lo contrario. Pero hay que saber que si queremos satisfacer a todos, acabaremos diseñando un camello cuando lo que necesita el mercado es un caballo, pura sangre.
En realidad, algo que no se dice demasiado, pero que es necesario para lograr éxito en una empresa por parte de todos es la humildad, la capacidad de pedir perdón, de reconocer que no tienes la solución, de dejarte guiar por tus líderes. Eso también hace falta, y de esto no se habla tanto.
Si formo parte de un equipo o empresa, en muchas ocasiones me tiene que dar igual si la solución que se toma está de acuerdo con lo que yo pienso o no, quizás no sea yo quien la decida. Es más valioso que una vez tomada una decisión, aprenda a hacerla mía y a defenderla como si lo fuera. Personas dispuestas a criticar hay muchas, bastantes menos que las que se remangan la camisa y se ponen a trabajar.
Creo que los mejores proyectos y resultados no se han conseguido como consecuencia de un gran trabajo en equipo en el que la mejor solución era la consensuada. Creo que los mejores proyectos son aquellos en los que existe un lugar en el que se toman las decisiones (por supuesto escuchando todas las opiniones y visiones) y un equipo que respalda esas decisiones una vez se han tomado.
Desmontando el mito «Al trabajar en equipo hay que sacrificarse por los demás»
Este es otro mito muy común que esconde algunos peligros e incluiría algunas afirmaciones similares:
- Hay que estar siempre disponible.
- Hay que ayudar al otro siempre.
- Hay que sacrificarse por los demás.
- …
Permíteme que desafíe esta forma de pensar. Mi forma de pensar sería esta:
«Hay que estar siempre disponible» Lo cambiáría por «En ocasiones hay que estar disponible. El resto del tiempo tienes que estar muy enfocado«, y también por «En muchas ocasiones es mejor no estar disponible», y también por «A veces es mejor no estar disponible para que las personas, asumiendo su responsabilidad, lleguen a la mejor solución».
«Hay que ayudar al otro siempre» lo cambiaría por «Hay que ayudar cuando puedes ayudar» y también por «Hay que ayudar a quien se quiere dejar ayudar» y también esta «No hay que ayudar a quien pone en peligro a la organización con su actitud. Mejor prescindir de esta persona«.
«Hay que sacrificarse por los demás» lo cambiaría por «No te sacrifiques por nadie, presta tu apoyo de forma madura y ayuda cuando puedas a otras personas». Aquí la trampa es que se piensa que el trabajo en equipo es un cheque en blanco, que formar parte de un equipo implica también dejar que te corten un brazo si hace falta. Cuidado. Una de las razones por las que las mejores empresas funcionan es porque existe corresponsabilidad, es decir que uno no se ocupa sólamente de hacer bien su trabajo, sino que también vela por el buen funcionamiento de la empresa y de otras personas.
Si aceptamos cualquier comportamiento y nivel de compromiso como válido en nuestro equipo «porque hay que sacrificarse» por los demás, estaremos poniendo en peligro el proyecto.
Con esto no quiero decir que no haya que hacer algo por los demás y ayudarles, es necesario al 100%, e incluso permitirles ser un poco inaguantables de vez en cuando. Cuando las personas convivimos a veces nos ponemos muy pesaditas (sino pregúntaselo a tu pareja).
Si te has fijado bien, de lo que estoy hablando desde el principio es de: RESPONSABILIDAD.
Trabajar en equipo implica responsabilidad para:
- Responsabilidad para hacer mi mejor trabajo desde un comportamiento maduro y adulto (hay personas que se comportan peor que niños de 5 años).
- Responsabilidad para aceptar que la empresa no es mía y que se tomarán decisiones que no me gustarán. Si no estoy dispuesto a aceptarlas, o me voy de la empresa o me hago empresario y tomo las decisiones que a mi me apetezca.
- Responsabilidad para ayudar a los demás cuando realmente la situación lo requiera, pero sin olvidarme de que ser muy complaciente y atender a todo lo que llegue me hace ineficiente.
Quizás tengamos que mirar al trabajo en equipo desde una óptica distinta, por ejemplo:
- Los mejores equipos no son los que más se ayudan unos a otros, sino en los que las personas consiguen resultados.
- A veces es mejor no estar disponibles para los demás, cuando todo está muy bien definido la comunicación se reduce a su mínima expresión para conseguir resultados, el resto sobra y hace que las personas pierdan el foco.
Estas frases no son políticamente correctas, pero quizás también sean necesarias ¿Qué opinas? Me interesaría saber tus reflexiones sobre esto.
3 comentarios en “Mitos del trabajo en equipo”
Enhorabuena César! Me encanta tu artículo y estoy al 100% de acuerdo contigo. Eres GENIAL!!!
«La belleza-riqueza de la diversidad». Evidentemente, apreciado César, los extremos son viciosos. Tengo la impresión de que el «exceso de democracia», luego de soportar inveterados autoritarismos, erosiona gravemente al buen juicio en la toma de decisiones. El exceso de «colegialismo» valida consensos mediocres, yendo al suicidio empresarial colectivo. Excelente el pensamiento divergente, el disidente que no traga entero, pero motivado por una sana actitud de cuestionar para explorar más a fondo, para aprovechar la complejidad inherente a este mundo multifactorial al que tenemos que enfrentarnos. Desafíos, desafíos, siempre in crescendo, pero, al fin y al cabo, ante tanto instalado/a, tanto holgazán usufructuante de sus zonas de confort, «duro y al cuello», activos tóxicos prescindibles. «SE BUSCA» personal responsable. Gracias por explorar lo incómodo, lo políticamente no correcto.
Gracias Humberto, grandes reflexiones!