En muchas empresas se escuchan rumores y chismes por los pasillos, en la máquina de café, en algunos despachos… En ocasiones hablamos o criticamos departamentos o personas que no están delante. Esto nos causa verdaderos problemas a medio y largo plazo… Hoy me gustaría hablarte de la corresponsabilidad en la empresas.
Corresponsabilidad, esa palabra olvidada
Como su propio nombre indica, la «co-responsabilidad» es de varios, no de una persona sola. Cuando tú y yo somos corresponsables, nos hacemos los dos cargo de una cosa, ambos velamos por ella.
En algunas empresas veo una falta de la misma porque muchas personas se olvidan de su propia responsabilidad a la hora de resolver un asunto. Estas personas suelen actuar siguiendo disfunciones clásicas del modelo Tavistock, tan tradicional y sin embargo tan útil para nuestros días. Al dejar de ser corresponsables solemos:
- Hacer grupillos (emparejamiento) y crear nuestros propios «aliados» frente a determinadas causas: «Como la dirección no me entiende con este tema, voy a buscar compañeros/as que estén de mi parte».
- Actuar según la suposición de dependencia, en la que el líder tiene que cuidar y dar solución a todos los problemas de los colaboradores. Esto trae de cabeza a muchos líderes que ven que sus equipos se comportan como niños de primaria culpándose unos a otros.
Lo cierto es que asumir la responsabilidad es incómodo y como todo lo incómodo… lo evitamos. Por este motivo cualquier estrategia nos sirve en lugar de hacer lo que hay que hacer. Si por ejemplo una persona del departamento de administración no está haciendo un buen trabajo y yo soy del departamento comercial, lo difícil es hablar con ella, y lo fácil:
- Hablar mal de ella en la máquina de café.
- Quejarme continuamente a mi jefe sobre su comportamiento.
- Buscar aliados que tampoco aguanten a esta persona para ser más y acabar con ella (no me costará mucho porque chivos expiatorios los hay en todas las empresas)
En el momento en el que utilizamos cualquiera de estas estrategias, estamos dejando de actuar como un equipo maduro y entramos en comportamientos que dañarán al equipo.
Especialmente me preocupa el fenómeno del «chivo expiatorio», ese alguien en quien volcar nuestra ansiedad y en quien proyectar todo aquello que no va bien. El chivo expiatorio hace algo para que se le ponga esa etiqueta, de eso no cabe duda, pero lo peor es que ese algo no es tan grave como están magnificando los demás.
Cualquier grupo, ante la incomodidad que supone asumir la responsabilidad, buscará chivos expiatorios en los que proyectar toda su ansiedad.
A veces el chivo expiatorio es un departamento, el producto, el cliente o una persona de la propia empresa. Es algo así como si nos dijéramos a nosotros mismos «Uf! qué difícil es todo… ¡Busquemos un culpable!». Sin ser conscientes de que hay muchos temas que son así, es difícil y punto. Y en las empresas se nos paga por hacerlo fácil.
Ser corresponsables significa que cada uno asumamos nuestra parte de «culpa» o de responsabilidad sobre cualquier asunto. Si no me gusta cómo se están haciendo las cosas, puedo utilizar cualquiera de las tres estrategias indicadas más arriba o puedo:
- Evitar hablar de alguien que no está presente, porque sé que eso magnificará el problema.
- Reunirme con la persona/s con la/s que tengo esa situación y hablar con ella, de adulto a adulto.
- Asumir que yo tampoco soy perfecto y que los demás también podrían criticar mi trabajo si quisieran.
- Evitar buscar aliados, porque sé que estos temas se hacen grandes injustamente. Al ser humano le encanta tener enemigos comunes.
Muchas empresas empiezan a fracasar porque internamente existe esa falta de cohesión en la cual encontramos más enemigos que aliados.
En lugar de invertir la energía en servir al cliente de forma circular, la inviertimos en meterle el dedo en el ojo a un departamento, o a un compañero.
En los mejores equipos hablamos de que es necesaria la responsabilidad individual (la de cada uno) y la responsabilidad compartida (la de cada uno sobre los temas que no son directamente suyos). De lo contrario el líder del proyecto será algo así como un papá o mamá al que van todos los niños de la casa diciendo «buaaaa! Marta me ha pegadoooo!». Ya sabes a lo que me refiero.
La solución pasa por iniciar ese cambio cultural del que hablé hace unos días, por lograr que la cohesión sea la próxima realidad del equipo, por evitar ponernos a la defensiva y construir una organización sólida, unida y mirando al futuro. No hay otra alternativa. Bueno sí, desaparecer.
Si quieres saber más sobre todo esto ¡y aprender lo que no está en los escritos!, podrías asistir al programa Liderazgo y Dirección de Equipos de la semana que viene en Valencia, ya hay más de 20 empresas y personas inscritas, entre ellas algunas multinacionales e instituciones, así como muchas pymes. Todavía quedan algunas plazas.
Que tengas un gran día.
3 comentarios en “La corresponsabilidad en la empresas”
Muy buen planteamineto. Ahora espero ansiosamente la solucion el día 17 en Valencia
Buenos días. Excelente…
Gracias César. Es clara tú descripción y sobretodo como manejar esta actitud. Saludos.