Escaleras

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No sé si alguna vez te habrá pasado, pero a mi me ocurre muy a menudo, recuerdo la mayor parte de las escaleras que hay en mi vida, que separan unos espacios de otros, las personas a las que quieres de ti. Es como si en las escaleras estuviera el espacio intermedio entre tú y tus seres queridos, es una zona de contacto, una piel.

Recuerdo de pequeños, cuando mi hermano y yo nos despedíamos de mis abuelos, como ellos se quedaban mirando y despidiéndonos con la mano desde la puerta de su casa mientras nosotros bajábamos las escaleras. También recuerdo la llegada cada vez que íbamos a visitarlos, subir los dos a toda prisa los dos pisos que separaban la altura de la calle de su casa.

Recuerdo las escaleras de todas las casas en las que he vivido y en las que han vivido las personas que quiero, si las volviera a subir ahora, podría hacerlo a ciegas. Las escaleras y el ascensor que suben a casa de mi madre… o los tres escalones que separan el jardín del interior de la casa de los abuelos de Belén donde nos reunimos de vez en cuando a disfrutar de su familia…

Las escaleras son espacios intermedios entre tú y los demás, esa piel que al tocar por primera vez o al decirle adiós, es inevitable ser abordado por las sensaciones.

Ayer fue un día triste, tuve que subir de nuevo unas escaleras. Ayer mi abuela falleció en el hospital a las 19:39 hora oficial, y unos 5 minutos antes yo la vi dejar de respirar. Nos habían avisado, y mi hermano y yo fuimos lo antes posible, allí estaba mi abuelo ya consciente de lo que podía ocurrir en las próximas horas.

Después de algunas horas de espera, «bajar a tomar un café» les dije. «Hermano, ves tú con el abuelito a tomar un café con leche, que no ha comido nada. Yo me quedo aquí. No sabemos cuánto tiempo vamos a estar aquí, y tenemos que comer algo». Y lo típico que hacemos los hermanos «No ves tú, que yo me quedo» me dijo. Al final les convencí y me quedé yo a solas con mi abuela.

Daba igual quien se hubiera quedado.

En los siguientes cinco minutos, parece que mi abuela encontró su momento. Quizá no quería decir adiós con su marido delante, después de más de 75 años juntos, seguro que uno quiere evitar también ese mal trago a la persona con la que ha compartido su vida. Debe ser algo así.

La cuestión es que hay un momento en que uno deja de respirar, tiene la última de sus aproximadamente 700 millones de respiraciones en los 90 años que ha vivido. Y unos segundos más tarde su corazón hace lo propio, concluyendo también el ciclo de 3.000 millones de latidos. Ayer la vida, aquí en la tierra, se acabó para ella.

A los pocos minutos, la habitación de urgencias en la estábamos se quedó fría, debe ser lo que ocurre después de que la vida se va. Cuando no hay vida, hay frío. Y así me sentí yo en los siguientes minutos.

Mientras que alguien respira hay calor, alégrate de respirar y de ver respirar a todas las personas que tienes a tu alrededor.

Y luego, ya entrada la noche, tuve que subir unas escaleras con mi abuelo, las de su casa. Y recordar de nuevo todas las veces que yo había subido esas escaleras…andando, con la bici acuestas, corriendo, sólo, acompañado…

Las escaleras que separan tu vida de la vida de las personas a las que quieres, siempre estarán ahí, como meros testigos de las transiciones que hay en tu vida.

Debe de ser muy duro salir de tu casa con tu mujer y volver sin ella. Para mi fue especialmente difícil entrar en su casa vacía con él, no ver a mi abuela sentada en el sofá, ver su cama, todavía sin hacer, porque habían salido con prisas por la mañana.

Y también fue difícil abrir con mi abuelo los armarios para encontrar, y para probarle el mejor traje, el que llevaría el día después en el velatorio de su Valeriana.

Se me hacía díficil asimilar que hacía algo menos de dos horas todavía él la veía respirar y tenía alguna esperanza, y todavía le hablaba, tratando de despertarla del sueño de morfina en el que se encontraba, diciéndome entre lágrimas «Ahora que estábamos tan bien».

Al subir y bajar esas escaleras, ayer se me partió un poco el corazón.

La vida nos lleva por senderos que nunca comprenderemos, eso es lo mágico de la vida, lo que la ciencia nunca nos podrá arrebatar. El Domingo mi hermano tuvo a su hija Luna, ahora la alegría de la casa, la bisnieta de mi abuela. El Miércoles, al salir del hospital con la niña, la llevaron a casa de mis abuelos para que la vieran y sobretodo para que mi abuela la tuviera unos minutos entre sus brazos.

Mi hermano y yo, viendo cómo había estado en las últimas semanas ya temíamos que una vez viera a su primera bisnieta pudiera despedirse de todos nosotros. Y así lo hizo, no pudo esperar más. Justo al día siguiente su corazón dejó de latir.

Luego, ya cerca de la medianoche, estando todos en casa de mi hermano, yo veía con alegría como mi abuelo sostenía a su bisnieta Luna. Veíamos su cara, y su asombro, y veíamos su emoción al mirarla. La vida siempre nos sorprende.

No existe medida que pueda dimensionar el amor que todos los abuelos y abuelas entregan y sienten hacia sus nietos. Este es mi homenaje a ellos, y hoy en especial a mi abuela. Descansa en paz, te queremos.

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Que tengas un gran día.

 

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52 comentarios en “Escaleras”
  1. César, animo, también se lo que es perder un abuel@, pero seguro en toda su familia queda algo de ella en esta vida, y eso significa seguir aquí cuando ya no se está, al leer tu post estoy convencido que siempre vivirá en ti… Un fuerte abrazo

  2. MARGARITA VAZQUEZ

    Cesar, mi mas sentido pesame. Que gran bendicion que acompañaste a tu abuelita en sus ultimos minutos. Hace muchos me paso lo mismo, tuve el privilegio de estar con ella en sus ultimos minutos ya que mi mama, con muchos hijos y viuda tenia que atenderlos y nos rolaba para atender a mi abuelita enferma y a mi me toco. Es una risteza inmensa la que se siente. Sin embargo al recordarlos con amor, traemos su imagen de todo lo bello que nos compartieron. Mucho ojo, ahora estar al pendiente de tu abuelito para que supere su tristeza a desbordarse en amor y atenciones con el. Dios los bendiga y gracias por todo lo que compartes con nosotros. Un abrazo

  3. Siento el fallecimiento de tu abuela César. Bonito homenaje el que haces. Entiendo perfectamente tu dolor y tristeza, porque pasé por una situación similar hace tres años. A veces pienso en algo que llamo, los caprichos de la vida: te arrebata alguien a quien quieres pero por otro lado, te regala una nueva vida a quien querer, y eso fue lo que pasó cuando nació mi segundo hijo, el mismo día moría mi mejor amigo, y me enteré de la noticia camino del hospital. Fue muy duro y doloroso, pero cuando estaba con el chiquitín, volvía a sonreír y no pensar ni buscar explicaciones de por qué le había tocado a mi amigo.
    La presencia de la pequeña Luna os dará mucha energía y alegría.
    Te deseo mucho ánimo y fuerza, tanto para ti como para tu familia.
    Un abrazo muy fuerte.

  4. Cesar gracias por tu generosidad al compartir una emoción e historia tan personal.
    Ánimo esa preciosa niña Luna tiene ya a su Angel.
    Feliz Día.

  5. María Isabel Rivas Ruiz

    Grandes los abuelos!!!
    Son los que siempre dan sin esperar nada a cambio,los que han cuidado a sus hijos y ahora cuidan a sus nietos,los que con una humilde paga acogen a dos generaciones y les alimentan,los que dan,dan y dan…
    Por todos ellos y en especial por la tuya,Valeriana!!
    Un fuerte abrazo César

  6. En casa de mi abuelo había una escalera, toda entera de madera. Los peldaños crujían. De día, nadie lo notaba. Pero de noche, si tenía que bajar al baño me parecía que iba a despertar a todos, en particular a mi abuelo porque su habitación estaba junto a esa escalera. Bajaba con mucho cuidado, sin poder imaginar que él ya no oía los sonidos tan nítidamente como los percibía yo…
    Mucho ánimo a toda la familia. Descanse en paz tu abuela. Un fuerte abrazo.

  7. Buenos días:

    Soy Juana, no nos conocemos personalmente pero te conozco porque te sigo, siempre me diste»buen rollito», me gusta mucho también lo que haces y dices.

    No suelo escribirte pero este artículo me ha emocionado pues mis padres han hecho de «segundos padres» con mi hija pues me separé cuando mi hija era muy pequeña y entiendo y siento muy bien tus palabras.
    Gracias por esto y por todo y te acompaño en tu dolor y te deseo serenidad para ti y para toda la familia, en especial para el abuelo, son muy sabios pero el dolor está latente.
    Un abrazo cálido.
    Juana

      1. Hola cesar!!!quiero decirte que sos un grande!!!siento mucho lo de tu abuela…me hace reflexionar porque aún la tengo a la mía…me tocó el fondo de mi alma…y desde hoy voy a disfrutarla más
        Me ayudan mucho tus publicaciones. Para mi crecimiento como persona…te mando un gran abrazo….y fuerza!!!!

  8. Mis condolencias a ti tu familia, la partida de un ser querido, lo lleva a uno a recordar lo valioso que es la vida. Por otra parte los abuelos son los segundos padres de uno y bellas palabras para rendirle tributo Dios la tenga en su gloria

  9. Nuestra descendencia es la huella más importante que dejamos al irnos.
    Seguro que tu abuela puede estar muy orgullosa.
    Un abrazo y todo el ánimo del mundo para ti y tu familia, sobre todo tu abuelo.

  10. Mucho Animo Cesar!!!…yo también tuve una abuela-madre y me ha recordado mucho a ella, a su alegre vida y sus ultimos momentos.
    Piensa en todo lo que la has podido disfrutas durante sus brillantes 90 añazos.
    Un abrazo muy fuerte.

  11. Mi más sentido pésame por la pérdida de tu abuela, César. Hace algunos años yo también pude despedirme de la mía cuando dejó este mundo. Son momentos muy duros, especialmente para la gente que deja aquí. Me alegro, sin embargo, de que pudiera conocer a su primer bisnieto. Mucho ánimo a tu abuelo y a toda la familia.

    Un abrazo:

    Antonio Ferrán

  12. Un fuerte abrazo y mucho ánimo ! Sigue escribiendo como lo haces, te ayudará a la vez que nos enriqueces personal y profesionalmente a todos los que te leemos. Gracias y mucha energía positiva

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