Uno de los motivadores más importantes para una persona es que aquello a lo que dedica su vida tenga sentido, algo que va más allá de uno mismo. Aunque el sentido del trabajo es muy distinto para unas empresas o para otras, sólo sé que cuando una persona está haciendo algo con vocación su impacto es cien veces más positivo que cuando siente que lo hace por obligación.
Uno puede ver su trabajo como una mera transacción: «hago esto y me pagan» o puede verlo como algo más significativo «al hacer esto estoy ayudando a muchas personas a…».
Lo cierto es que cuando vemos el trabajo como un hecho transaccional, lo que cobramos nunca es suficiente. Cientos de estudios lo avalan.
Cuando tu trabajo no tiene significado para ti, nunca estarás satisfecho con lo que cobras.
Yo podría pensar que lo que hago lo hago sólo por dinero y, seguramente, no habría nada de motivación en mí. Sin embargo, si pienso que con todo el esfuerzo que hago estoy ayudando a miles de personas a tener más inspiración, mejor actitud, y a cientos de empresas a funcionar de una forma más profesional, organizada y humana, entonces haré mi trabajo con mucha más pasión.
Se demuestra que el sentido del trabajo es un gran motivador, si sientes que lo que haces no tiene sentido, entonces es fácil que te desmotives.
Una pequeña historia
Me recuerda a aquella historia de la Edad Media.
Un arquitecto paseaba por una obra con el encargado de la misma. Al ver a un operario trabajando se detuvieron:
-Oiga, ¿Qué hace usted?
-No lo ven, estoy poniendo ladrillos -dijo algo molesto.
Siguieron paseando y vieron a otro operario que ponía ladrillos.
-¿Qué está haciendo?
-Bueno, hoy estoy haciendo esta pared.
Siguieron paseando y vieron a un operario que parecía más feliz y apasionado colocando más ladrillos.
-Y usted ¿qué hace?
-Construyo una Catedral.
La importancia de conectar con lo que hacemos
Muchas veces nos olvidamos de que construímos la Catedral, incluso las propias empresas lo olvidan… la dirección lo olvida… y claro, de los técnicos u operarios de base ni hablemos.
En los tiempos que vivimos es imperativo que cualquier empresa conecte con su «para qué», eso que le da sentido.
Empresas tenemos de todos los tipos, incluso algunas para las que uno no querría trabajar nunca porque hacen un producto que no consumes o te gusta. Pero todas ellas tienen su «para qué». El problema es que nos olvidamos de esto y entonces el trabajo se convierte en un hecho transaccional. «Tanto haces, tanto te pago» y… nunca es suficiente.
En Nike piensan que todo el mundo tiene derecho a sentirse como un atleta de élite y trabajan desde esa óptica. No es lo mismo ir a trabajar diseñando zapatillas, que dedicar tu tiempo a lograr que cada persona se pueda sentir atleta.
No hay que ser Nike para tener una gran misión. Si tu empresa fabrica, por ejemplo, productos de pastelería industrial, puedes pensar que estás haciendo algo mundano y que además empeora la salud de las personas cuando es consumido en grandes dosis, o puedes pensar que:
- Los productos que fabricas están en la vida de las personas en los momentos más especiales, cuando comparten tiempo con sus seres queridos: Cumpleaños, Navidad, etc…
- Tus productos aportan a familias con pocos recursos momentos de felicidad que de otra forma no se pueden permitir.
- Tus productos aportan a muchas personas esos hidratos de carbono que también necesitan para tener energía y salir adelante.
- Tus productos son el capricho que familias de todo nivel social se permiten de vez en cuando para darse un premio y decirse «porque yo lo valgo».
Hay quien «construye la catedral» y hay quien simplemente trabaja.
A muchas empresas es algo que les cuesta de asimilar, más que nada porque nunca se han parado a pensar lo necesarios que son para la sociedad. Pensemos en cualquier negocio y en el sentido que tiene el trabajo de todos los empleados:
Un periódico – Aportas momentos de desconexión, estás en la vida de los clientes ayudándoles a pasar un buen rato, aportas información para que las personas puedan tener tranquilidad o tomar decisiones en sus vidas.
Un kiosko a pie de calle – Aportas caprichos, soluciones a cosas que las personas necesitan de forma urgente (pilas, tissues…), información (periódicos), ilusión (una revista de viajes)…
Un hotel – Estás en los momentos más importantes de la vida de las personas, cuando deciden desconectar o darse un premio, o tomarse esa semana de vacaciones con todo pagado que hace años que no hacían.
Un taller de reparación de bicis – Haces que las personas se diviertan, que viajen, que sientan la libertad, que se sientan seguras haciendo algo, que puedan trasladarse de un lugar a otro sin contaminar, que cumplan sus sueños, que cuiden de su salud, cuidas del planeta…
La ingratitud de algunos
Hace poco una persona me contaba que había realizado con su familia una comida en un restaurante en un día especial para ellos y que el servicio y el trato no había sido el adecuado. Me llamó mucho la atención y enseguida pensé que nadie en ese restaurante había conectado con la misión del mismo.
Lo que no saben en ese restaurante, ni el dueño, ni los empleados que en él trabajan, es que muchas familias o parejas que no tienen demasiados recursos, una vez cada mucho tiempo, deciden salir a comer y gastar 40, 50 o 60€ que les han costado mucho de ahorrar. Y sin embargo, se permiten un lujo, un homenaje, un premio, y dicen «vamos a ir a comer todos juntos»…
En ese momento van a tu restaurante, porque confían que recibirán a cambio un buen producto y un buen trato, y se encuentran con todo lo contrario. Es triste.
Si todos los empleados, encargados y propietarios de ese restaurante conectaran con la sensación de estar haciendo realidad los momentos más importantes de muchas familias, les servirían como su fuera la última cosa que hacen en sus vidas.
En todas las empresas hay un gran «para qué», hagas lo que hagas hay una gran misión detrás de tu trabajo. Si pones sellos en una oficina de correos, no sólo estás haciendo esto, estás conectando personas, haciendo que la vida de muchas personas tenga alegría, ilusión, recursos…
No olvides lo importante que es tu trabajo y hazlo como si fuera lo más necesario para la vida de las demás personas.
Como puedes observar es una tarea pendiente para la mayoría de empresas y profesionales. No es fácil, pero merece la pena, incluso a mí me cuesta a veces. Puedo pensar que he escrito este artículo, invertido 50 minutos, y escrito 1.251 palabras que no sé si llegarán a algún lugar o puedo pensar que haciéndolo estoy ofreciendo algo de luz y esperanza a muchas personas y empresas que la necesitan. Quizás eso marque la diferencia.
Muchas personas dicen «En mi empresa no me motivan»…o «total para lo que me pagan»… y otras tantas frases síntoma de quien hace algo sin demasiado interés… Sin embargo, hay quien en las mismas empresas y cobrando lo mismo, construye la catedral todos los días, mientras hacen la cama de un hotel, teclean en un ordenador, limpian unos baños, sirven un café o quitan y ponen conos en una carretera.
Todos podemos construir catedrales…
Llegado este punto me resuenan mucho las palabras del maestro Rabindranath Tagore:
«Dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegría»
Que tengas un gran día.
10 comentarios en “Cuando conectas con el sentido del trabajo”
Hola César.
Soy un fiel lector tuyo, te tengo como blog de cabecera en feedly.
Tus palabras de hoy, por mi parte agradecimiento y decirte que son de gran satisfacción. Cuando termine el comentario, lo compartiré en mis RRSS y lo utilizaré como base para un articulo en mi blog, relacionado.
Mi puesto de trabajo se encuentra afectado por muchos vaivenes internos. Es lo malo de trabajar en una gran empresa de ingeniería, enfocada a la obra.
Pero si estoy contento, es porque ámi trabajo y experiencia, como consultor comercial ayuda a mis clientes en su actividad diaria, aparte evidentemente de crear beneficio para la empresa que me paga.
El tipo de trabajo que desempeño está muy relacionado a pie de calle. Ahora soy como mi padre, que cada vez que pasabamos por un edificio que había colaborado a construirlo, decía.. en esa obra he estado yo. Yo digo, en ese edificio, centro comercial o parcela, la he medido o puesto los aparatos que he vendido.
Cada vez que voy al aeropuerto de Barajas, paso al lado del Hotel Hilton. Yo colaboré desde los cimientos y replanteado sus esquinas complejas y precisas. Pues dentro de mi humildad, me llega un hilo de satisfacción al verlo ahi imponente. Otro hubiera hecho lo mismo, pero yo fui el que lo hice, me tocó a mi.
Saludos y buen fin de semana.
Hola Juan, gracias por esa fidelidad! y por compartir tus experiencias, geniales
Empecé una Catedral hace mucho tiempo pero lo había olvidado y he estado poniendo ladrillos mucho tiempo. Gracias a tus palabras he recordado el origen de mi andadura » servir a los clientes lo que necesitan».
Mil gracias por recordármelo.
Os dejo, tengo una Catedral por terminar…
A por ello Juan! espero visitar ese templo
Cesar, hoy ese tiempo que invertiste escribiendo este artículo, ha iluminado mi manera de ver mi trabajo, muchas gracias y …vamos por esa catedral!! Desde Santigo de Chile un gran abrazo ????
Muchas gracias por tu participación Alexandra. Un abrazo
Hola César,
Puedes estar bien contento con los 51 minutos invertidos en tu entrada de hoy. Para mí has ofreciendo algo de luz y esperanza a muchas personas y empresas que la necesitan.
Un abrazo,
Gracias Raül, fenómeno! uno tiene mucha suerte conociendo a ejemplos claros de superación y actitud como tú. Un fuerte abrazo y mis mejores deseos, feliz día
Muchas gracias César, sin duda contribuyes a que muchas personas agudicemos nuestra atención en lo que merece la pena. Un abrazo
Muchas gracias por tu apoyo Laura, da gusto conocerte. Un fuerte abrazo para Alicante