Era julio del 2006 y, después de dejar mi anterior trabajo como director de producción, me tomé unos meses de vacaciones antes de irme a vivir a Londres. Por aquel entonces había visto algún que otro reportaje sobre la Toscana, ese rincón tan encantador en Italia que conquista a personas de todas las culturas. Saqué un billete de avión a Milán, hice la mochila y salí de viaje. Tenía 15 días para disfrutar de cada pueblo, cada persona que me encontrara ¡y cada pizza! En este post te cuento cómo me inspiré para escribir mi primer libro…
El viernes finalicé un programa de formación bastante ambicioso en una de las empresas de IT referentes de nuestro país y uno de los grupos de personas nos presentaron algunas ideas sobre cómo llevar a la práctica en su empresa los aprendizajes del libro «El Jardinero en la empresa». Además de darme cuenta de que tenía que volver a leer uno de mis libros (hace casi 8 años que no lo he releído), recordé mi viaje por la Toscana en el 2006.
Cómo escribí «El Jardinero en la Empresa»
El Jardinero en la empresa es un libro que surje de dos puntos clave:
- El primero es el viaje por la Toscana, me inspiró para relatar una historia que ocurriera en este lugar del planeta al que tienes que ir sí o sí (pero no vayas en verano que ¡te asarás de calor!)
- El segundo punto por el que surje en libro es porque en septiembre del 2006, viviendo ya en Londres, fuí a Estambul a conocer a Robin Sharma y, a la mañana siguiente, en la terraza del hotel en el que desayunaba anoté en mi diario las ideas básicas sobre las que hablaría en el libro.
Casi todo lo que puedes leer en el libro existe en la vida real, está allí para que lo puedas ver y visitar. Hoy te hablo un poco de ello, haciendo referencia a los lugares del libro en los que puedes leer sobre cada lugar.
Montepulciano es un pequeño y encantador pueblo toscano. Aparecí en él por arte de magia, había tomado un tren no recuerdo con qué destino, miré por la ventana y vi un pequeño pueblo en lo alto de una cima. Bajé en la siguiente estación.
Montepulciano tiene lugares encantadores como este, en el que Chema tiene su casa:
Esa plaza la puedes ver en Google Maps, está pegada a la vía principal de entrada al pueblo. En esa plaza di cuenta de un bocadillo de salchichón mientras miraba al horizonte, ya que había comprado previamente pan, un buen tomate y unas lonchas de tan preciado embutido. Si vas a Montepulciano no olvides entrar en la misma.
En un momento dado del libro Marta va a pasar la tarde a Cortona, otro de los maravillosos pueblos que verás en la Toscana. Allí visita la Catedral y tiene una agradable sensación:
Lo que se cuenta en el libro es real, lo que ocurre es que Marta, en ese momento, era yo. En el 2006 pasé tres días en un albergue de Cortona, hacía mucho calor, pero eso no nublaba la belleza del pueblo. Me propuse andar muy despacio en mi viaje a la Toscana, esto me ayudaba a vivir el presente, además no me llevé cámara de fotos para disfrutar todavía más del momento, y por ¿suerte? no había smartphones, por lo que cuando algo me gustaba mucho me paraba durante un par de horas, lo miraba y, de vez en cuando, si me apetecía, lo dibujaba. Una tarde después de estar durante un par de horas situado en la plaza del pueblo y de comer un helado, caminé unos metros hacia la Catedral.
Si vas a Cortona no olvides ver un atardecer apoyado/a en el muro de piedra del Duomo. Aquí lo tienes a la izquierda de la puerta.
En otro momento Chema y Marta van a comer a Arezzo, un lugar extraordinario al que tienes que ir una vez en tu vida.
Allí Chema invita a Marta a realizar un ejercicio para enseñarle la forma apropiada de reconocer el esfuerzo de las personas que trabajan con ella.
Esta plaza también es real y es magnífica. Recuerdo tomar unos canelones en una de las tratorías que queda bajo los soportales. Tenía unos manteles individuales de papel muy bonitos, guardé uno, pero ahora no recuerdo dónde anda. La fuente también es real:
Los lugares que visité durante mi viaje a Toscana en el 2006 fueron Siena, Montepulciano, Cortona, Arezzo, Lucca, San Gimigniano, Pisa, Florencia y algún otro que no recuerdo. Como hacía mucho calor, al cabo de una semana volví a Florencia y tomé un tren hacia el Norte de Italia, la semana restante anduve cerca del Lago di Garda, otro lugar al que tienes que ir sí o sí. Uf… Italia es bella la mires por dónde la mires.
No me gusta demasiado dar consejos, pero si pudiera darte alguno te diría: ve a la Toscana, al menos una vez en tu vida. ¡Ah! y lee «El jardinero en la empresa», jeje.
Que tengas un gran día.
3 comentarios en “Cómo me inspiré para escribir mi primer libro”
Hola César, buenas tarde aquí en Venezuela, no sé cómo llegue hasta aquí, pero llegue. Tengo más de 4 horas paseando por tus redes y créeme que ha sido un curso bien productivo, té he leído, he tomado nota, me has inspirado.., etc y solo porque tengo el animo y la emoción de comenzar a escribir un libro, tus consejos me han parecido de gran valía, estoy emocionada y espero q a mediano plazo pueda tener el manuscrito listo, ya te sigo por Facebook.. si me gustaría saber dónde naciste? Gracias por estar allí y saber que eres un ser útil a la humanidad.., un abrazo
Gracias César! Leído! Magnifico paseo por el coaching y por la toscana.
Gracías Aída, un placer. Que tengas un gran día.