Aceptar las pérdidas

aceptar que algo ya no esta

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Uno no suele llevarse bien con las pérdidas que hay en su vida, con todo aquello que se queda atrás, que ya no está, que echamos de menos. Hoy me gustaría reflexionar conjuntamente contigo sobre nuestra manera de aceptar las pérdidas.

LA DIFICULTAD DE ACEPTAR LAS PÉRDIDAS

  • ¿Han prescindido de ti en tu trabajo?
  • ¿Tu pareja te ha comunicado que se quiere divorciar de ti?
  • ¿Ese cliente de toda la vida se ha ido con la competencia?
  • ¿Ha fallecido un ser querido?

Pueden haber tantas pérdidas a lo largo de una vida que uno puede perder incluso la cuenta. Una pérdida es todo aquello que se va involuntariamente de nuestras vidas, algo a lo que queremos aferrarnos, pero que inevitablemente, ya no podemos.

Todos/as hemos vivido de cerca este sentimiento, porque no hay ninguna persona que quede a salvo, la vida es muy larga, y hay tantas situaciones laborales, sentimentales, familiares y personales por vivir, que la pérdida es parte del camino.

Las pérdidas son la otra cara del encuentro. ¿Ha finalizado amargamente esa relación de pareja? Seguramente tuvo unos buenos comienzos, tan intensos como la pérdida, pero con emociones bien distintas.

Todo lo que empieza puede acabar, y tenemos que aceptar que el fin también es una parte posible de aquello que ha empezado.

aceptar las perdidas

Reflexionando sobre ello, me doy cuenta de que la pérdida nos cuesta tanto, porque cuando ocurre sentimos que perdemos una parte de nosotros, de nuestra identidad. Una identidad construida no sólo en base a quienes somos, sino también a qué circunstancias y personas nos acompañan.

Por este motivo, nos cuesta tanto decir «adios», porque cuando digo adios a lo que pierdo, siento que ya no seré el mismo a partir de entonces.

No es una cuestión superficial lo de las pérdidas. Las pérdidas nos llegan a marcar de por vida. Uno no puede decir que hoy, además de ser el fruto de muchas experiencias vitales, también es la consecuencias de las pérdidas que ha vivido a lo largo de sus días.

En muchas personas se pueden apreciar las pérdidas en el rostro, como cicatrices que han resistido al paso del tiempo. Las pérdidas dejan huella, de eso no cabe duda.

Somos seres gregarios, y por lo tanto tenemos todo el sentido si nos aferramos a algo, a nuestro grupo, a nuestra manada, a nuestros seres queridos y estabilidad actual. Pero cuando perdemos dicha estabilidad, entramos en una etapa bien distinta, que hace temblar los cimientos del edificio que habíamos construido.

Uno es, y será, a pesar de las pérdidas. Pero quizás nos cuesta verlo así.

Aceptar las pérdidas es un reto para cualquier persona, todos nos llevamos bien con la estabilidad y las pérdidas suponen un tiempo de todo lo contrario. De ahí que después de una pérdida muchas personas, decidan pasar un tiempo en la consulta de su psicoterapeuta, tratando de volver a encontrar el sentido de lo que hacen, el motivo por el que están aquí.

Desconozco si soy más o menos resiliente que tú con respecto a las pérdidas, me cuestan, como a todo el mundo. Quizás lo único que voy trato de aprender a lo largo del tiempo es a relativizar, a no aferrarme con demasiada fuerza a las cosas y personas, ya que la naturaleza del mundo que me rodea, por definición, es impermanente.

el duelo

Esto no quiere decir dejar de apreciar lo que tienes, quererlo, o disfrutarlo. Significa precisamente todo lo contrario, disfrutar las cosas por lo que son, no por el sentimiento de identidad que te aportan. Todo lo que hay a tu alrededor se puede desmoronar.

Tu vida podría cambiar mucho de hoy para mañana, pero ¿sabes qué? seguirías teniendo una vida.

Es inevitable definirnos en base a nuestras circunstancias y roles. Si me defino como escritor que escribe y vende sus libros, ¿qué pasaría el día no me quedaran ideas sobre las que escribir?… Si me defino como empleado/a de la empresa X, ¿qué pasará el día en el que prescindan de mi?

Disfruta de lo que te rodea con la curiosidad de un bebé que empieza a gatear por el suelo yendo de un lado para otro, creyendo que todo lo que le rodea es algo con lo que jugar y divertirse. Pero no te confundas, tú eres mucho más que tus circunstancias.

Todos/as estamos preparados para aceptar las pérdidas, llevamos incluida esa capacidad de serie, aunque nos cueste verlo. No hay que vivir con el miedo a perder algo, sino todo lo contrario, hay que vivir disfrutándolo. Pero la pérdida, si llega, también es parte de la vida.

Que tengas un día elegante.

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