La otra tarde conducía. El lugar era bastante idílico, una vega. Todos sabéis que después de pasar por un cañón y llegar a terrernos más blandos un río provoca una vega, un lugar más abierto, en el que si las condiciones climatológicas son las adecuadas, se aprovecha para tener cultivos. En ese momento me di cuenta de la importancia de tomar conciencia del presente…
Lo cierto es que iba yo pensando en mis cosas, en los temas que quedan por hacer en mi agenda, los proyectos, los próximos pasos… cuando miré, con algo más de profundidad, al lugar en el que estaba. Un río fluía a escasos 10 metros de la carretera, los árboles, todos de hoja caduca, empezaban a cambiar de color, sus hojas mudaban de verde a amarillo, y el viento al pasar por ellas las hacía vibrar. Todo indicaba que el otoño estaba llegando para aquel lugar, y yo me lo estaba perdiendo…
Cuántas veces la belleza pasa por delante de nuestros ojos sin que apenas nos demos cuenta.
Entonces me dije algo así como «César, estás pasando por un lugar tan precioso y tu atención está perdida en otros temas»…
y luego me hice una pregunta «¿Qué harías si estos fueran tus dos últimos días de tu vida?»
Esa pregunta lo cambió todo. Al pensar que sólo me quedaban 48 horas de vida, empecé a disfrutar mucho más de aquel momento, de todo lo que acontecía. De alguna forma los proyectos y las tareas por hacer dejaron de preocuparme, y lo único que importaba era aquella vega, las hojas, el agua que corría, el viento… Estaba pasando por el paraíso y no era consciente.
Tomar conciencia del presente, la única forma de vivir
Me di cuenta esa tarde que esa pregunta siempre nos la podemos hacer y que generalmente tendrá un impacto positivo sobre nuestra atención al presente. Quizás la enfermedad más grave que padecemos se llama dispersión y exceso de actividad mental.
A veces tenemos un cuerpo con un cerebro hiperactivo, pero con un corazón atrofiado.
Creo que tenemos que recuperar nuestra calidad humana, nuestra necesidad de sentir. Sostengo que algún día las máquinas copiarán todo nuestro sistema cognitivo, nuestra capacidad lógica, Stephen Hawking lo dijo el otro día…
Pero lo que nunca podrá sustituir una máquina o un sistema informático es el cálido apoyo de una madre, el abrazo sincero de un hermano, el beso sin condiciones de la persona a la que amas.
Ya lo decía Becquer en una de sus rimas más maravillosas:
Mientras las ondas de la luz al beso
Palpiten encendidas;
Mientras el sol las desgarradas nubes
De fuego y oro vista;
Mientras el aire en su regazo lleve
Perfumes y armonías,
Mientras haya en el mundo primavera,
¡Habrá poesía!
Lo cierto es que el presente nunca deja de estar y desenvolverse a nuestro paso, y es maravilloso. La poesía de la vida se sigue componiendo cada día, frente a ti. Nada podrá copiar la sensación que tienes al ver una puesta de sol, o al caminar descalzo por la playa ahora que llegan estos días de otoño, o al escuchar la risa de un bebé.
Y sin embargo, nos perdemos este presente por estar en otros asuntos.
La mujer o el hombre de tu vida puede pasar frente a tus ojos y tú estar pensando en el proyecto que tienes que acabar mañana…
Hace escasos 20 minutos desayunaba. Como siempre, me acompañaban distintos cereales (avena, Special K y All Bran), algo de pan de centeno con aceite de oliva de calidad y un café con leche. Hoy me he dado cuenta de algunos aspectos sutiles de este presente en el que vivo. El aroma del aceite de oliva, todavía como recién cogido y embotellado, el suave tacto del pan, el sabor inconfundible del buen café (todavía me queda parte del que traigo de Colombia)…
Ahora tecleo este artículo, escucho como las manos se expresan a través de incesantes golpecitos en el teclado. Soy testigo de como la noche, todavía cerrada, pronto empezará a dar paso a las primeras señales del alba.
Vivir en el presente es quizás el único reto que merezca la pena afrontar.
Hay un momento en nuestras vidas en el que empezamos a olvidarnos de ese presente que vivimos y la vida se torna un poco más aburrida. Un adulto de nuestros días no podrá estar dos horas sin hacer nada, lo consideraría una pérdida de tiempo. A mi me costaría horrores. Sin embargo, hace algunos años era mucho más común aquella sana costumbre de aburrirse, de estar en el vacío del presente, de ser un poquito más y de hacer un poquito menos.
En una entrevista a un tuareg escuché una frase que decía algo así como «Vosotros tenéis reloj, nosotros tenemos tiempo». Quizás sea eso lo que hayamos perdido, la conciencia del tiempo, tomar conciencia del presente y vivir en el ahora.
En este aquí y ahora tuyo y mío mientras lees estas palabras puede haber mucha magia. En el día que comienzas puede haber toda una eternidad. Con tu permiso te digo algunos consejos que te podrán ayudar a tomar conciencia del presente con mayor amplitud:
- Antes de darle al contacto del coche haz un par de respiraciones y sé consciente de que vas a empezar a conducir. Recuerda tomar y expulsar el aire por la nariz y que sea una respiración abdominal.
- Cuando vayas a dar un abrazo a alguien no lo hagas de forma convencional. Toma conciencia del momento, siente como tu cuerpo y el de la otra persona entran en contacto por unos segundos. Respira y disfruta.
- Cuando te duches, nota como el agua caliente relaja cada músculo de tu cuerpo al pasar sobre tu piel…
- Cuando salgas a la calle detente y nota la brisa del aire en tu rostro.
- Medita cada mañana (aquí tienes una guía completa)
- Cuando hables con alguien, pon toda tu atención y presencia al servicio de la otra persona. Quizás seas el único/a en el planeta con la que esa persona se sienta escuchada.
- Presta atención a las formas, a los aromas, a todo lo que existe a tu alrededor y expresa belleza. Hay miles de flores a tu alrededor que no ves ahora mismo, cientos de formas maravillosas, texturas increíbles que todavía no has tocado, aromas sutiles que te podrían transportar a tu infancia…
Sólo en el presente te puedes dar cuenta de la belleza de la vida. Soy de los que pienso que si estuviéramos más presentes todo mejoraría, incluso tendríamos menos conflictos con los demás.
Puedes perderte en el pasado o en el futuro, pero no te olvides de que lo único que tienes es un presente.
BMW lo ha bordado en este anuncio. Aunque es una lástima que el marketing tenga que recordarnos estos temas tan vitales, no viene de mas que recordemos que la vida solo se vive en el ahora.
Que tengas un gran presente.
9 comentarios en “El arte de tomar conciencia del presente”
COMO DESARROLLAR CONCIENCIA ESPIRITUAL
Con el patinete eléctrico
1- velocidad aconsejable 20 kms
2- aceleraciones suaves y progresivas, igual máxima comodidad y seguridad
3- ceder el paso a todos los peatones posibles en tú trayecto, igual a máximos actos de conciencia
4- agradece a los conductores que te ceden el paso, igual a educación espiritual
5- tu relajación y evolución será progresiva a más tiempo más actos de conciencia, igual a pura inteligencia.
Gracias
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Grande Cesar, grande
Buenos días Cesar,
Muy buena reflexión. Está muy bien que nos acompañes con esta perla de la vida.
Un abrazo.
El problema es que cuando tienes responsabilidades familiares te ves abocado a entrar en la rueda, cual hamster. Una vez la rueda echa a rodar es muy difícil saltar fuera de ella. Solo nos queda esperar «ese milagro» que nos libere del castigo. Muchos dirán que la solución está en nuestras manos pero todos sabemos que a la hora de la verdad solo vemos pasar el tiempo sin hacer nada y solo unos pocos afortunados saltan de ella haciendo una pirueta sin consecuencias.
Un abrazo.
¡Me ha encantado tu reflexión César! Ojalá seamos capaces de disfrutar más de presente y no preocuparnos tanto por el pasado o por el futuro. En estos tiempos revueltos es un poco difícil, pero creo que vale la pena intentarlo. Gracias.
Un saludo
Gracias César por tu reflexión,
en mi experiencia personal, tras pasar casi 20 años viviendo más en el futuro, vivo y disfruto ahora mismo de una transición al presente. Experiencia que me está permitiendo sentir y disfrutar más cada momento y estar más presente con mi familia, con mis amigos, en mi trabajo, etc.
Saludos
Manuel
Gracias César.